Seguro que habéis oído hablar de él. El Mercado de Motores triunfa en Madrid, por ser el original escaparate para productos de estética vintage de diseñadores y artesanos los segundos fines de semana de mes. Llenó la Nave de Motores del Metro de Madrid el invierno pasado, con colas en la puerta y ahora se han trasladado a un lugar mejor, el Museo del Ferrocarril. Con esta introducción seguro que no te crees que pueda ser un planazo para ir con niños. Te damos 8 buenas razones para que te animes a ir.
- Por la nueva ubicación, el Museo del Ferrocarril: la Nave de Motores se quedaba estrecha y complicaba el paseo con carros o niños. En el Museo, no sólo han ganado espacio para expositores sino que le han dado un nuevo atractivo. El Museo tiene una fabulosa colección de trenes de época ¡a los que se puede subir! Así, los pequeños pueden descubrir cómo eran las locomotoras que hacían chuchu y por dónde se metía el carbón. Además, hay una cafetería tipo Orient Express escondida en un vagón. ¿Juegas a encontrarla?
- Porque es la puerta de entrada y salida del Tren de la Fresa, con lo que, en la época de funcionamiento, podéis aprovechar para enseñarles una de esas mismas locomotoras en funcionamiento, con sus azafatas vestidas para la ocasión.
- Porque tiene un espacio en la parte trasera amplio y despejado, en lo que llaman el mercado gastronómico. Hay puestos para comprar distintas viandas del mundo (que no son baratas, eso sí) y mesas, sillas, bancos y hamacas para degustarlas tranquilamente. Los pequeños tienen hueco para jugar sin molestar y a la vista.
- ¡¡Porque tiene un minitren!! Gracias al Círculo Madrileño Ferroviario, el Museo del Ferrocarril cuenta con un tren de jardín, que funciona todos los domingos pero que, cuando hay Motores, trabaja sábado y domingo. Cuesta 1 euros los niños y 1,5€ los mayores. Los menores de tres años no pagan. Para los niños, es una pasada montar en una de estas máquinas, réplicas en miniatura de trenes de siempre. Además, ¡hay una de vapor! y se ve perfectamente cómo la alimentan con madera y cómo sale el humo de la chimenea. En la primera edición del Mercado en el museo, el tren de jardín tuvo ¡2.000 pasajeros!
- Porque tienen un puesto los juguetes estupendos de Castillos en el Aire, de los que ya os hablamos aquí, los sorprendentes carpinteros de Picapino, que hacen muebles de madera a medida con especial interés en las piezas infantiles, los brutales insectos y camaleones de cartón para montar en 3D de Fauna Urbana, las chuches de Crafted, envasadas como si fueran medicinas o la ropa para niños molones de las estupendas Alvä for kids o los destellos a disfraz de Costumini. Y si la mascota de la casa lo necesita, hay complementos para perros en Pepito & Co
- Porque, de la mano de Minimum Origami, los peques pueden llevarse a casa un oso de origami hecho con 96 pliegues. Hay talleres de papiroflexia para los niños durante el sábado y el domingo, de 12 a 14 y de 17 a 20h. Hay que inscribirse en carrascominimum@gmail.com
- Porque hay música en directo, dentro de las instalaciones y en la terraza. En la primera edición, se programaron hasta 10 grupos de música diferentes.
- Y porque los padres también somos humanos y queremos picar con las tazas de Lady Desidia y de Alterea, las joyas de Sara Malibrán, los complementos de Paseo en Pony, la ropa de chico de Micuit, las zapatillas de EcoAlf y muchas cosas más… Y pasearnos por la sección de particulares, en las que la gente vende sus propias cosas de segunda mano al más puro estilo flea market. Y queremos tomarnos un mojito en la terraza, que a partir de ahora cierra a las 00:00, canguro mediante.
Por si esta lista no ha sido suficiente, os contaremos que en la primera edición se contaron 63 carritos de bebé sólo en un día. Ni sois los primeros ni seréis los únicos. Una cita imperdible.
- Horario: los segundos fines de semana de mes, de 11 a 22h (terraza, el sábado hasta las 00:00h)
- Ubicación: Museo del Ferrocarril. Paseo de las Delicias, 61. Entrada libre
- Metro: Delicias
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*Fotos: Alfonso Ondarroa
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